miércoles, 6 de mayo de 2009

Reino Unido anunciò almacenar CO2 bajo la tierra.

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  • Todas las centrales de carbón tendrán que enterrar el 25% de sus emisiones
  • Se espera que para 2025 la tecnología permita enterrar el 100% del gas

Diario el mundo:

El Reino Unido vuelve a mirar al carbón. Lo ha anunciado estos días el Gobierno laborista, que se propone reintroducir el mineral negro en la complicada ecuación energética que se le presenta al país en los próximos años. Se trata de construir centrales térmicas que desarrollen la tecnología de captura y almacenamiento del carbono (CCS en sus siglas en inglés). Es decir, que reduzcan las emisiones del CO2 producido por la combustión de las centrales a base de enterrarlo bajo tierra.

El CCS no es una tecnología reciente, pero es la primera vez que un país desarrollado anuncia que construirá su política energética alrededor de ella. Lo que promete el ministro de Energía, Ed Miliband, es que el Reino Unido no construirá ninguna nueva central de carbón que no incluya un procedimiento para enterrar el CO2 que produce. Según Miliband, todas tendrán que enterrar desde ahora un 25% de sus emisiones. Una proporción que deberán elevar hasta el 100% en 2025, la fecha en que se prevé que la tecnología del CCS esté plenamente desarrollada.

A primera vista, la decisión del Gobierno británico parece razonable. Las actuales nucleares británicas morirán antes de que las empresas tengan tiempo de construir las centrales que las sustituyan. Lo que -unido al ambicioso compromiso de reducir las emisiones de CO2 en un 80% antes de 2050- dejaría la demanda energética británica pendiente del siempre movedizo suministro de los gasoductos rusos.

Es esa doble necesidad ecologista y energética la que ha hecho que el anuncio lo hayan recibido con entusiasmo similar empresarios, oposición y diversos grupos que batallan contra el cambio climático. No todos, sin embargo, lo ven todo tan claro.


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